LA INTERCULTURALIDAD EN LOS PUEBLOS ANDINOS Y AMAZONICOS.
Interculturalidad e identidad
En la cultura andina y amazónica entran muchos elementos aprendidos momentáneamente por la sociedad del entorno que se transmiten y comparten. Asimismo, en la cultura originaria pueden identificarse tres grandes dimensiones: 1) La tecnología y la economía, que empieza con el territorio, la relación con el medio ambiente y abarca otras áreas como la producción, la vivienda, la alimentación y la salud. 2) Las relaciones y redes sociales, que implica la organización familiar y la organización del trabajo hasta la comunidad, las organizaciones intercomunales y la política. 3) El ámbito de los imaginarios simbólico, que abarca desde la lengua, el arte, la religión, el sistema de valores y la cosmovisión tradicional. La que son poco conocida o ignoradas en los proyectos de desarrollo, precisamente en este trabajo tratamos de destacar los roles de esta cultura tradicional u "originaria (sea esa andina o amazónica) que sin desvincularse de la modernidad, puede ser un gran potencia humano para el desarrollo.
En determinados casos estos elementos identifican a los grupos de distintas formas, como el territorio el que identifica más a unos grupos; en cambio, en otros casos, es la lengua la que más identifica o en otros son las tradiciones o la historia; sin embargo, la identidad grupal o social es una actitud que asumen colectivamente determinados grupos poblacionales.
Por otra parte, esa identidad no es estática, a está sujeta a cambios, a adaptaciones en el tiempo. En ese sentido, las culturas de los antiguos quechuas y aimaras en los Andes del Perú (para generalizar, más adelante les denominamos como culturas andinas), ubicadas en una sociedad contemporánea, están en continuos procesos de cambios muy rápidos. Por el contrario, es difícil pensar en reductos culturales estáticos, no articulados a la transformación regional y nacional.
Sin embargo, el aceptar la necesidad de esos cambios, no debe llevarnos a admitir lo absurdo de la modernización verticalista y homogeneizadora, cuando en ésta no se acepta que las estrategias del desarrollo, por ejemplo en tecnología o, incluso en las estrategias de la organización empresarial, que pueden estar vinculadas a una determinada cultura en particular. Aunque por lado se reconoce también que los individuos que constituyen un determinado grupo cultural, su afiliación a un grupo cultural preciso no suele ser el único referente. Las filiaciones culturales no suelen ser todos totalmente cerrados, sino en círculos entrelazados dentro de los que no todos los de un círculo comparten las mismas referencias culturales[1]
Estas diferencias culturales y la influencia mutua que de ellas se derivan es lo que hoy se denomina "pluri-multicultural" y a las relaciones de diálogo o enfrentamiento entre grupos culturales diferentes se denomina interculturalidad, relaciones que pueden ser de cooperación o de conflicto, por lo cual no se pierde la identidad. La existencia de varios círculos entrelazados facilitan, en cambio, encontrar rasgos comunes más allá del propio círculo, la relación entre grupos y, por lo mismo, la interculturalidad sin pérdida de identidades (Tubino, F. Ídem.).
En el caso de muchos empresarios que hoy tienen éxito en la costa urbana en el Perú y que han llegado desde hace varios años de la sierra rural, son originarios de las culturas andinas (quechua, aimaras o amazónicos), pero al establecer relaciones con otras culturas en la costa y al afrontar otros retos, como es la industria y el mercado moderno, han tenido de cambiar muchos de sus patrones culturales, sin embargo muchos rasgos de las culturas ancestrales no las han perdido, por el contrario, en gran medida utilizan esa cultura para adecuarse mejor en la nueva sociedad urbana, eso implica que gran parte de su identidad original aún sigue persistiendo en estos grupos de emigrantes originarios de la sierra rural.
La región Amazónica está compuesta por 9 países y territorios. La
experiencia que les queremos compartir, se focaliza en Perú, Bolivia y
Ecuador. Los tres países comparten región Andina y región Amazónica, y son
especialmente ricos en diversidad lingüística y cultural. En Perú hay 43
pueblos indígenas, en Ecuador hay 14 pueblos y nacionalidades indígenas y
en Bolivia existen 36 pueblos indígenas originarios (UNICEF–EIBAMAZ,
2012). Sólo en estos tres países cohabitan 93 pueblos indígenas de los
aproximadamente 420 que hay en la región. Se debe considerar que todavía
existente pueblos en aislamiento voluntario, o no contactados, que no son
incluidos en los datos oficiales.
Como se podrá observar en el primero de los artículos, las inequidades en
el acceso y permanencia a los servicios básicos que presentan los pueblos y
nacionalidades indígenas, nos evidencian la necesidad trabajar para lograr
sociedades más justas y equitativas. Especial atención debemos prestar al
derecho a la educación, donde tal y como afirmó la ex-relatora Especial por
el Derecho a la Educación Katarina Tomasevski: “La educación es un
derecho en sí mismo, pero también es un derecho llave que nos permite
ejercer plenamente el resto de los derechos” (Muñoz, 2010).
En este contexto, y a partir de la confluencia de voluntades de los
Ministerios de Educación de los tres países, las Organizaciones Indígenas
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